Unstoppable
(Imparable)

El director británico Tony Scott vuelve a hacer mancuerna con Denzel Washington, uno de sus actores favoritos, para recetarnos una película cargada de adrenalina y velocidad que cumple con tenernos al borde del asiento y mordiéndonos las uñas.

Inspirada en eventos reales, Unstoppable nos lleva hasta las vías férreas del estado de Pennsylvania para presentarnos la historia de un tren cargado de material tóxico y explosivo que accidentalmente recorre las vías sin conductor, sin frenos y a más de 70 millas por hora, y que amenaza con descarrilarse y provocar cuantiosos daños a una pequeña población. Es entonces cuando por azares del destino, dos conductores de tren (Washington y Chris Pine de Star Trek) son la última esperanza del pueblo para lograr frenar a la imparable locomotora y evitar que un desastre mayor ocurra.

La película sigue la fórmula al pie de la letra y lo hace sin salirse del molde logrando que funcione a la perfección, aun con todo y los típicos clichés que van desde los niños de una excursión que corren peligro, la disque historia sentimental de los personajes principales que es mero relleno melodramático y las explosiones, persecuciones, choques, etc. Denzel Washington está como pez en el agua y quien mejor que él para interpretar a individuos a los que nadie toma en serio pero que por una u otra circunstancia terminan siendo los únicos que pueden salvar al mundo. Obviamente, Chris Pine es terriblemente opacado por Washington, pero bueno, eso no es una gran sorpresa considerando el calibre, presencia y carisma que tiene el actor neoyorquino en cintas de este género.

En Unstoppable no hay nada nuevo bajo el sol. Es simplemente una película fiel a la fórmula, con situaciones gastadas, personajes conocidos y escenas predecibles. No obstante, el estilo de Scott combinado con la actuación de Denzel y el ritmo frenético del filme hacen que Unstoppable sea un producto digerible, ágil y entretenido, ideal para aquellos amantes de la adrenalina.